Ale de la Puente
[ CUANDO LOS TIEMPOS SE SUMAN ]
2017
Video instalación, dimensiones variables de múltiples proyectores, Audio stereo a 8 canales
Cuando los tiempos se suman
Esteban King Álvarez
El desarrollo de la modernidad en el siglo XIX es impensable sin prestar atención a dos tecnologías: el ferrocarril y el reloj. Gracias a ellas se pudo poner en práctica la idea de que existe una hora universal, definida desde el meridiano de Greenwich, a partir de la cual es posible sincronizar los relojes de todas las otras partes del mundo. En nuestros días, el mundo digital y la red mundial han intensificado la experiencia de un tiempo homogéneo, dominado por la inmediatez y un incesante flujo financiero.
Sin embargo, desde inicios del siglo pasado, científicos como Einstein y Poincaré aventuraron la idea de que existen tiempos y espacios heterogéneos, que se doblan, aceleran y desaceleran. También los humanistas han argumento que el tiempo histórico toma velocidad y se ralentiza, tiene continuidades y rupturas, da brincos al pasado y se proyecta hacia un futuro siempre cambiante. En el plano de la experiencia personal, ¿quién no ha sentido que quince minutos suceden en el lapso de un solo minuto? ¿Quién no ha sentido que un instante puede durar toda una eternidad?
No es coincidencia que Ale de la Puente se pregunte por la experiencia temporal a partir del movimiento de un tren. Al utilizar la cámara de un teléfono convencional para la filmación del video (manifiesta en la proporción vertical de la pantalla) la artista lanza una pregunta sobre la temporalidad en el mundo contemporáneo. ¿Cómo vivimos, pensamos y recordamos (en) el tiempo? ¿Cuál es la relación entre esa experiencia y la tecnología?
En un mundo coptado por la inmediatez digital, Cuando los tiempos se suman introduce una falla en el sistema. En este video, la imagen -que se mueve en sentido contrario del que va la cámara- no desaparece, sino que reaparece sumándose una y otra vez en un retorno constante y desfasado; en un loop que se rompe después de ciertas repeticiones, como un eco que termina por difuminarse. La repetición retardada de cada imagen genera un shock en la percepción espacio-temporal. El flujo no es continuo, sino un iteración sobrepuesta que no cuadra, que se desfasa: la edición tiene un pequeño delay que rompe con la idea de una línea recta e ininterrumpida (¿y acaso no definía así Marcel Duchamp El Gran Vidrio, como una pintura con “delay”, como un “retardo en vidrio”?).
Cuando los tiempos se suman es tanto un apunte sobre la experiencia sensorial como un llamado de atención sobre el uso de la tecnología; pero es igualmente una pregunta metafórica y literal sobre la distancia con la que vemos las cosas, pues mientras los elementos más cercanos a la cámara atraviesan el primer plano y se multiplican y desaparecen vertiginosamente, los más alejados se ralentizan, hasta llegar a la nube prodigiosa que se conforma como el horizonte estático en el que suceden todas las acciones.